Ayeisha desde Argentina
Ayeisha nos cuenta cómo está siendo su experiencia de voluntariado en Argentina con el proyecto Co.Med.Y:
Un día como hoy de hace casi seis meses, comencé un viaje físico y espiritual que me llevaría a salir de mi zona de confort, encontrarme en nuevas situaciones y sobre todo aprender mucho sobre el trabajo de otras ONG en América Latina.
Cuando partí de Madrid, he de decir imaginaba una realidad muy diferente tanto en el campo de acción de la ONG como en el lugar donde viviría. Tras dos largos días de viaje, por fin llegué a Resistencia, Chaco. Superaba con creces mis expectativas ya que en Buenos Aires, me habían hablado de una ciudad rural, con poca vida y sin muchos medios. Como suele pasar, la gente que más fervientemente me había desaconsejado ir a Chaco, nunca lo habían visitado.
Me encontré en una ciudad verde, en la que sorprendentemente para mí y los porteños había agua corriente y la gente no andaba en burro, en la que había una increíble producción cultural y muchas oportunidades. Conocí OAJNU, la ONG en la que trabajé durante este tiempo. Desde el primer día me recibieron con honores y trataron de hacer de mi estadía un recuerdo inolvidable. Cuando comencé a comprender el funcionamiento diario y la distribución de trabajo me costó bastante adaptarme, ya que el esquema es muy diferente a como venimos trabajando en Proyecto Kieu. Me sorprendió muy gratamente el alto grado de implicación de una gran masa de voluntarios muy jóvenes y me desagradó profundamente el hecho de que la mayoría de los proyectos fueran arancelados. Este último punto me costó varias discusiones con los voluntarios OAJNU, ya que nuestro punto de partida era muy distinto. Ellos buscan financiar sus proyectos de manera privada, ya que vinculan recibir presupuesto de la administración pública con apoyar un gobierno concreto. Creía que en España se confundía administración pública con gobierno hasta que llegué aquí, por lo visto en España lo tenemos bastante claro. Una vez superados ciertos shock culturales, empecé el trabajo de lleno en los proyectos OAJNU. Me fascinaron dos en particular, Ciudadanía de Jóvenes Áulico y Ciudadanía de Jóvenes Comunitario. En ambos se trata de identificar con la juventud los conflictos que viven en su día a día, trabajarlos y brindarles soporte para desarrollar proyectos de intervención. En el caso de Áulico, se trabaja en el contexto de un aula de colegio secundario de un municipio de la periferia llamado Puerto Vilelas. En el caso de Comunitario, se trabaja en un hogar de chicas adolescentes en el extrarradio de Resistencia. En ambos lugares tuve la oportunidad de conocer a muchos chicos y chicas que comenzaban a abrirse y expresar sus opiniones por primera vez, se animaban a plantear soluciones a problemas complejos y se motivaban cada vez más a participar de la sociedad en la que viven. Creo que éstos dos proyectos constituyeron una sólida base de aprendizaje aplicable en nuestro entorno con Proyecto Kieu.
Tras dicha etapa de inmersión en OAJNU Chaco, tocaba conocer más en profundidad lo que significa OAJNU en su conjunto y las distintas realidades con las que trabajan a nivel Binacional ( Argentina y Uruguay) así, que viajé hasta Córdoba para participar en la Integración Nacional. Es un evento que se celebra una vez al año para poner en común las experiencias de las distintas sedes y repensar conceptos clave de la ONG, además de ser una instancia social que permite conocer las distintas personas que la componen. La experiencia fue realmente positiva, conocí otros proyectos que se ejecutaban en otras sedes destacando «Héroes Verdes» que trabaja con personas con discapacidad auditiva y lenguaje de signos el tópico ecologista y «Proteca» que trata de acercar la tecnología a jóvenes de sectores carenciados. En la Integración nacional además, tuve la oportunidad de capacitar a los voluntarios OAJNU, junto con Chiara, la voluntaria Italiana que participa también del proyecto Co.Med.Y en mediación comunitaria. La capacitación y el proyecto suscitaron gran interés en los voluntarios y nos ayudó a comenzar a implantar ciertos conceptos de este estilo de resolución de conflictos.
Tras casi seis meses en Resistencia puedo decir que es una gran experiencia la que me llevo, llena de aprendizajes, de nuevos amigos, de alegrías y sobre todo mucha energía para seguir tratando de cambiar las cosas que no me gustan de mi alrededor. Tengo que agradecer haber tenido esta oportunidad única de crecer como persona y como dicen por aquí:
«No merecemos las oportunidades que tenemos, sino que luchamos para que otros también las tengan».